El verano es época de festivales, de conciertos, de cine, de cañas, en definitiva de salidas y planificación nocturna. No porque nos hayamos transformado de repente y nos hayamos vuelto nocturnos, si no porque creo que es el mejor momento del día para salir a la calle sin quedarte fundido por el calor en el asfalto. Planes nocturnos por un tubo, nos convertimos en búhos que agradecen hasta la más mínima brisa de aire teñido de la oscuridad de la noche. Al final creo que hay algo impepinable: cuando te sientes bien por dentro se refleja por fuera. Los ojos te brillan y hasta el cutis se vuelve terso y luminoso. Al final, lo que sientes, lo que te ocurre en la vida, acaba siendo un espejo en el que se refleja lo que llevas dentro.
Dicen que la venganza es dulce.
Aunque en realidad no estoy hablando de ese tipo de venganza, sino de una que de verdad cala hasta los huesos, y que se llama seguir adelante, avanzar, perdonar. Llámala como quieras, pero te aseguro que es la más efectiva y dolorosa venganza que puedes hacerle a alguien que has querido, o quieres, y bueno, también, lo más efectivo y tranquilizante para ti.Parte, primero que nada, por liberar toda esa pena. Llora, grita y vuelve a llorar. Vive el duelo, y luego, sigue adelante. Pon tu mejor cara y vuelve a encaminarte. Mira hacia al frente, jamás hacia atrás, con esa atractiva cara que solo tú sabes hacer. Sé esa maldita mujer que siempre quisiste ser y borra toda evidencia de él.
No fue sencillo darme cuenta de que quererte no era suficiente.
Quiero que sepas que no fue sencillo, esto de darme cuenta que quererte no era suficiente. Las películas, los libros, todo a nuestro alrededor nos tiene convencidos de que el amor siempre será más fuerte, y aunque pueda parecer un poco duro de mi parte, creo que en nuestro caso no fue así. No fue suficiente sentir que el corazón me latía cada vez más fuerte cuando tus brazos me rodeaban, ni pensar que finalmente había encontrado la persona con la que construiría mi hogar. Yo quería seguir tomando tu mano todas las mañanas al salir de casa, quería seguir diciendo buenas noches cada vez que apagáramos la luz incluso si ibas a dormir justo a mi lado. También quería otras cosas que no eran tan buenas como seguir ignorando el vacío en tus ojos y la forma en la que mirabas a otras chicas.
Se que probablemente no leerás esto, pero si te escribo es porque así el dolor no se me queda tan dentro. Verás no tengo nada claro, se que me mientes mucho, que nada de lo que me juras es verdad y yo desde que te conozco he intentado confiar en ti, pero por una cosa o otra la confianza que tu tienes en mi, no la tengo yo en ti. El echo de que te escriba no es para decirte lo que siento hacia ti porque tu ya lo sabes, es el echo de que me he cansado de estar ahí para ti, porque si. Me he cansado de tus mentiras, de tus idas y venidas, de tus altos y bajos, de tu forma de ser, de que yo siempre, que te preguntan por mi sea la mala, de que digas que me sigues el rollo cuando tu escribes lo que tu quieres, lo has vuelto hacer, y no cambiaras porque eres así, yo no puedo cambiarte ni puedo darte más oportunidades para que te des cuenta de las cosas, supongo que hasta que no pasa algo no te das cuenta, pues te tienes que dar cuenta tu solo. Yo no puedo perdonarte otra vez como he echo antes, no porque se me rompe el alma, porque me he dado cuenta de que tu eres un momento de debilidad, y ya está, que vale que tu me calmas pero también me haces sentir la más mierda, de ahí el refrán de '' Que el que te hace llorar sea el mismo que te hace reír''.