Me hundiste, me levantaste para luego volverme a hundir una y otra vez, sin retorno. Me llamaste patito feo, creías que yo no valdría nada, me hundiste pensando que así me harías daño, que acabarías conmigo, con el ultimo amor que quedaba dentro de mi por ti, me tiraste al fondo del pozo sin salvavidas al que agarrarme, me destrozaste, me doliste cómo una flecha atravesándome el cuerpo, de principio a fin, entro por el pecho y salió por la espalda.

Tu herida fue impecable, tan perfecta y directa, que dejó la marca pero nunca de doler, hasta ahora. Decidí subir a flote, ser mi propia salvavidas agarrarme a toda libertad, a dejarme volar. Querías hundirme y pasó lo contrario, volé. Volé hacía la libertad, dejé salir el dolor, la angustia, la sangre que quedaba de esa herida que un día tu me hiciste, deje correr la sangre hasta que ya no quedará nada, nada de ti. Nada de tu recuerdo, nada de la roca que tenías cómo corazón. Tan insensible, incapaz de sentir, y haciéndome caer al precipicio una y otra vez. Querías matar a mi alma, querías matarme, romperme. Y aquí me ves sigo de pie, yo sigo viva, sin ti pero viva. Y no me das miedo, ya no me da miedo tu oscuridad, porque después de todo puedo ver la luz en tu oscuridad, puedo romper la roca que tienes cómo corazón, puedo protegerme ante los abismos.  Y ahora disparas  de nuevo palabras que jamás me harán caer, y aunque las lances yo vuelvo a renacer.

'' Mira cómo alzo el vuelo

soy un patito feo. ''