2 de Febrero del 2007// A mi madre

10.9.16


Recuerdo como el mar estaba justo enfrente pero tú me mirabas a mi, como si fuera el desastre más bonito del mundo, con los ojos llenos de mar aunque no fueran azules. Tus dedos alargados queriendo apartar mi pelo de mi cara. En aquel pueblo lleno de mar, la vida duele tanto que cada poco se desvanece alguien e incluso los gatos están cansados de caminar mirando al mar. Recuerdo tus manos sujetándome antes del derrumbe. Lo peor es que yo creí en algunas personas, les confié mi vida y parte de mi alma.. Ahora solo confió en los libros... Cuando tenía 10 años pasaba las tardes de domingo en mi habitación bailaba con los libros de lectura que se han quedado guardados bajo mi cama.. No quería asomarme a la vida, estaba llena de desastres, arañazos, y tormentas. Mi edredón era completamente liso, azul cómo el mar, con alguna defecto de tanto utilizarlo.
A veces me perdía entre mi edredón y sabanas parecía que estuviera en el mar, perdida en las historias de los libros.  Soñé tantas veces con vivir la vida de las historias que leía, ser esa persona. En todas las horas que me pase leyendo en el coche observaba a la gente que paseaba por la calle, perfeccione la técnica que utilizo cuando voy en metro y empecé a desear tener otra vida y me preguntaba donde irían todas las personas que se suben en el mismo vagón que yo, que vidas tendrían de que trabajarían... si tienen hermanos, hijos, o nietos. Incluso me imaginaba donde iría aquel chico con cascos y traje que tanto me miraba con aquellos ojos azules donde yo solo podía ver el mar. Nunca cambio nada, aquel que no me conozca se asombrará porque siempre sonrió por las pequeñas cosas, porque adoro escribir poesía, adoro escribir al amor, a las cosas bonitas, a la vida. Porque cuando era una niña me tocó ser fuerte, porque dejé de ser una niña demasiado rápido porque tuve que empezar a vivir mi realidad, a batallar contra esos desastres, arañazos, y tormentas del principio, que tanto odiaba. Después de batallar contra todo eso, llegó la soledad y el más puro de los silencios en mi casa con el pasillo más largo del mundo para mi. Perdí tu voz, se apagó en ese pasillo donde entraba el sol por la ventana de mi habitación cada mañana. La persona con la que crecí y la que me cuido, dejó de mirarme a los ojos. Conviví con tu marcha al cielo, conviví con tu silencio con la soledad desando cada mañana un rescate, cómo cuando esperé en ese parqué con 7 años esperando a que se hiciera de noche, pero siempre se hacía de noche. Algunas mañanas cuando me levantó vuelve ese sentimiento, ese silencio de la soledad. Es entonces cuando vuelvo la memoria atrás y recuerdo como me mirabas, con los ojos llenos de mar como si fuera el desastre más bello del mundo, y me quedé a vivir para siempre en ese recuerdo.

A vivir!
Con amor,
 desde barcelona.

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Gracias por vuestras palabras, por seguir conmigo en está gran aventura, me hacéis muy feliz.
Doy gracias porque salga el sol día a día.

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