La primera en llegar y de las últimas en marcharte, a veces pienso que hubiera pasado si en ciertos momentos no hubieras estado presente y me encuentro con la nada.  Nunca faltó tu cariño y tu amor en cada cumpleaños, tu risa en las celebraciones y tus detalles durante toda mi vida. ''Mi corazón'' como tu me llamabas, palpita un poco más lento desde que tu te fuiste pero el amor que guarda para ti, es inmenso. Tu corazón que no te cabía en el pecho seguirá latiendo donde quiera que estés. No tengo duda de que él te recibió con los brazos abiertos, si te puedo pedir un último favor, dale el beso que no pude darle. Ahora os haréis compañía, seguro que ya habéis echado alguna partida a las cartas, hija y padre retomando viejas costumbres. Estoy convencida de que los dos velaréis juntos por los que andamos por aquí todavía. Seréis los grandes ausentes en esos momentos donde vuestra presencia es imprescindible, porque no se como lo haces mamá para hacerme sentirme tan fuerte. Todo a vuelto a  la normalidad con el paso del tiempo, yo estoy bien como a ti te gusta verme. Ahora sí, no echarte de menos es un imposible. Me despido como me gustaría haberlo hecho, dándote las gracias, por quererme como sé que lo hacías, por tu cariño, por cuidarme, por tu atención... Por haber sido y haber estado. Nunca te olvidaré, no solo porque crecí a tu lado, también porque me demostraste que no es necesario compartir la misma sangre para sentir a alguien de tu familia, y que te quieran más incluso que algunos que lo son o comparten tu apellido.