Es verano el día está soleado y veo tus manos acercándose lentamente, tus ojos empiezan a brillar cómo destellos de luz que están perdidos por mi cuerpo. Ya te tengo cerca, te estás riendo en mi sofá de cuadros rojos y negros con tu sonrisa encantadora que me nubla por completo mi ser cayendo profundamente en ti. Te acercas, cada vez más hasta que tus dedos se funden en mis labios y los rayos de sol en nuestros lunares. Siento tu respiración cerca, con tu aliento deslizándose por todo mi cuerpo abriendo cada poro de piel.
Noto a tus manos frías acariciar mi cuerpo y a mi bello cobrar vida, siento en mi pecho cómo tu corazón se va acelerando mientras las agujas del reloj van avanzando. Tus brazos se entrelazan en mi cuerpo, y yo caigo rendida de amor en ti. Llega la noche y la luna nos ilumina con su mágica luz, busco tu cuerpo entra las sabanas que son blancas. Y ahí estas tu: Tú y tú sonrisa perfecta para mi, esa que vuelve loca a mis sentidos. Tu y tus manos pidiendo que me acerqué aún más, tu y tus ojos verdes que dibujan un camino en mi cuerpo. Apoyada en el marco de la puerta mirándote con esperanza porque aún no me lo creo, aún no me creo que después de todo... aún te tenga aquí. Te veo dormir tan encantador, no dejo de pensar en que todavía no te has ido te siento tan cerca, dándome tu calor, la luz de tus ojos. La misma luz que envolvió mi corazón de amor, me acuesto a tu lado me abrazas entrelazando tus brazos me llevas hacía a ti, hacía tu cuerpo. Nos dormimos, pensando que así la pena de saber que se terminaba se acabaría y a al contrario, perdimos el tiempo durmiendo en vez de regalarnos amaneceres, y mirarnos más que alma...

Con amor,
desde Barcelona.